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No es sencillo convencer a nuestros padres para que se dejen ayudar. Para nadie es tarea fácil reconocer que se han perdido capacidades o habilidades esenciales.
Las personas mayores son celosas de su ámbito porque les transmite una sensación de control que se puede ver alterada con la entrada de un extraño. Es una situación bastante delicada en la que debemos convencer a la persona con grandes dosis de entusiasmo y asimilación.
A continuación te indicamos algunos pasos que pueden ayudarte a tender una solución consensuada en la que todos salgan ganando y sin que se generen problemas gratuitos.
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Tomar la iniciativa
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Parte del quebradero de cabeza suele ser nuestro propio temor a sacar el asunto y herir los sentimientos de nuestro familiar. Estas situaciones hay que afrontarlas con espontaneidad, normalidad y de un modo que sea participativo: se debe intentar que la conversación sea un encuentro en el que nuestro familiar pueda opinar y mostrar su punto de vista. Es magnífico enfrentarse a este asunto desde el enfoque de la compañía y de una ayuda merecida, en lugar de proponerlo como una idea de sospecha, que le haga sentir una personas inútil o un interés que pueda parecer más una imposición que una ayuda altruista
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Analiza las razones aportadas por tu familiar
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Las razones que pueda exponer su familiar pueden ser de tal naturaleza que incluso le convenzan a usted mismo: escuche atentamente y trate de escudriñar objetivamente si su argumentación está fundamentada. En cualquier caso, hágale una pregunta clave: ¿qué podría tener de positivo contar con una persona que le haga compañía y le eche una mano? Poner a su familiar a razonar a favor de la opción que usted considera oportuna puede traer los primero signos de entendimiento: Aunque su familiar crea en general que no es algo necesario, seguramente encontrará algunos razonamientos positivos. Hágase fuerte en ellos.
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La alternativa a las residencias
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No se trata de usar las residencias como un “coco” y asustar a nuestros familiares, pero las personas mayores no desean abandonar su hogar, sus recuerdos. Aunque la casa no sea una elección: es positivo tratar el PRESENTE como un buen lugar de partida para comenzar una relación con una cuidadora de TEAVI. Es hoy, cuando la persona se vale por sí misma, el mejor momento para empezar a establecer una relación que debe ser entendida como más allá de lo económico.
Estar en contacto con nosotros, las charlas informativas, los talleres de memoria, es una buena forma de establecer un contacto y normalizar la situación. Hacerlo más delante puede ser más difícil, sobre todo si la persona puede haber entrado en una etapa en la que se encuentre más necesitada o con principios de demencia.
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Convencer a nuestros mayores para que se dejen cuidar con cariño y comprensión
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Finalmente sostener que «convencer» no es igual de imponer. Las personas mayores tienen tanto derecho a tomar sus propias decisiones como cualquiera. Aunque puede ser conveniente guiarlas en ciertos casos, cuando su estado de salud se ve afectado o su vida corre peligro. Llegados a este punto, en TEAVI, basados en nuestra experiencia recomendamos comenzar con un servicio muy puntual y poco invasivo, de una o dos veces a la semana, para poco a poco ir aumentando la frecuencia y reforzando los lazos con la cuidadora.
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